Lo mejor de mi estancia fue la limpieza, la belleza de la isla y la excelente atención recibida por Sandra y el chico de recepción, siempre amables y dispuestos a ayudar en todo momento con cualquier duda. Además, se agradece que acepten mascotas: pudimos llevar a nuestra perrita y lo recibieron con mucho cariño.
En la Isla de Arosa no se permite circular en coche por el centro si no eres residente. La zona está llena de cámaras y es fácil entrar por error, por lo que hay que avisar al personal para evitar multas. Espero no recibir ninguna.